El autor del libro los 150 alimentos más sanos en el mundo elaboró su lista de alimentos que se pueden encontrar fácilmente pero que no siempre están incluidos en las dietas.
Para comenzar destaca a la remolacha por ser una fuente de folato y pigmentos rojos naturales con propiedades antitumorales. Aconseja comerla: fresca, cruda y rayada en ensalada porque al cocinarla pierde su poder antioxidante.
Destaca también al repollo y afirma que posee una gran cantidad de nutrientes, como el sulforafano, que es una sustancia química que activa las enzimas que actúan contra el cáncer. Habrá que comerlo: cortado en ensalada al estilo asiático o como un componente crocante en las hamburguesas y los sándwiches.
Le sigue la acelga que posee una gran cantidad de carotenoides, que protegen del envejecimiento visual y deberá comerse cortada y condimentada con aceite de oliva.
También debe haber en la dieta algo de canela que ayuda a controlar el azúcar en sangre y el colesterol, jugo de granadas ya que baja la presión y aporta antioxidantes, las ciruelas secas que poseen una gran cantidad de antioxidantes y las semillas de zapallo o calabaza que son la parte más nutritiva y contienen magnesio; el consumo de este mineral está asociado a una reducción del riesgo de muerte temprana.
Bowden a su vez, les da suma importancia a las sardinas y su alto contenido de omega 3, prácticamente carecen de mercurio y son ricas en calcio, aportan hierro, magnesio, fósforo, potasio, zinc, cobre, manganeso y vitamina B según informa el diario La Nación.
No podrá faltar la cúrcuma, la superestrella de las especias; y sus propiedades antiinflamatorias y antitumorales. Tampoco faltarán los arándanos congelados y el puré de calabaza en lata, una verdura reducida en calorías, rica en fibra y vitamina A, que estimula el sistema inmune; produce saciedad con muy pocas calorías.
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