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jueves

¿De qué hablan los hombres?


De mujeres… obviamente (entre otras cosas de menor importancia). O sea, igual que nosotras, pero al revés. Y cuando hablan del tipo de mujer que elegirían como compañera de la vida… no es difícil identificar un doble discurso


¡Claro! Es políticamente correcto decir que sueñan con encontrar un “par”. Una mujer independiente, auténtica, segura de sí misma, autosuficiente, que habla con claridad, que sabe lo que quiere y pelea por ello (si es que así son ellos). El gran peligro es que a veces los sueños se hacen realidad…


Al igual que las mujeres, (que somos víctimas de todo tipo de acusaciones de gataflorismo) que queremos un hombre firme pero sensible, protector pero no celoso, exitoso pero que no sea adicto al trabajo, contenedor pero no controlador, prolijo pero no obsesivo…etc. etc.… Los hombres también pecan de contradictorios a la hora de elegir a la mujer ideal.


Como la perfección no existe (ni siquiera en el género femenino), la chica buena, atractiva e inteligente, esa que se viste sexy pero elegante, que está a la moda sin ser frívola ni consumista, la que escucha y sólo habla cuando se lo piden, la que lo comprende todo por amor, (y si lo perdona…mejor), cariñosa, alegre, positiva, y siempre dispuesta al sexo salvaje y a la cocina gourmet, es decir, perfecta hasta lo enfermante…solo podría concebirse como una reencarnación de la madre. Es una muy buena fantasía equivalente a nuestro príncipe azul.


Ahora: las mujeres que nos quejamos ante quienes quieran escuchar, de que el hombre, a la corta o a la larga siempre “descascara”, olvidamos hacer una ineludible autocrítica acerca de los hombres que educamos como madres y los valores que le inculcamos como pilares de la vida: tradicionalismo y conservadurismo a ultranza. “Es hombre. Que tenga todas las mujeres que pueda, pero que se case con una chica buena, de su casa”, es la frase que aún hoy se escucha en los hogares de madres superadas y modernas, que a su vez, tal vez estén intentado encontrar como pareja, a un hombre adulto, maduro y de mente abierta. ¿Difícil…no?


La enorme mayoría de las encuestas realizadas entre hombre acerca de sus preferencias sobre el sexo opuesto, revelan que el varón no quiere a su lado una igual. Uno de los estudios más recientes corre el velo sobre una verdad ya sospechada: la mayoría de los hombres se casaría con su secretaria antes que con su colega o su jefa. Prefieren a una mujer sumisa y obediente que no signifique una amenaza a su poder y que no lo opaque.


La mujer “dulzura”, la mujer “claridad”, la mujer “independencia”, la mujer “utilísima”, la mujer “personalidad”, la mujer “cero presión”, la mujer “fidelidad”, la mujer “seguridad”, la mujer “economía”, la mujer “belleza” y la mujer “madre” son arquetipos que existen, sin duda. Y algún que otro afortunado puede encontrarla: lo prudente sería que entre ellas nunca se conozcan.


Y (hablando más en serio), lo aconsejable sería, primero, tener en claro que clase de mujer desea y puede bancarse cada hombre a su lado. Y después…que elija con honestidad.


Un ejercicio interesante para las mujeres, sería ponernos a pensar en la clase de mujer que somos, y como nos ha ido desde ese rol en la relación con el hombre.


Y para los hombres ¿Qué clase de mujer elegirían para compartir su vida? Eso habla de ellos…


fuente: infobae.com

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"El segundo sexo"

"La mujer", o más exactamente lo que entendemos por mujer
(coqueta, frívola, caprichosa, salvaje, etc.) es
un producto cultural que se ha construido socialmente. La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: como madre, esposa, hija, hermana... Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: "No se nace mujer, se llega a serlo" Simone de Beauvoir.